GRACIAS CRISTINA!

En casa andamos muy melancólicos...
Elena y Lucía finalizan esta semana una etapa de su formación...ayyy, mis chiquitinas!!!
Además para el próximo curso cambiaremos de ciudad... de ambiente, de cole, de amigas con las que pasear cada día...en fin dejo esto para otra entrada.

En estos días tan emotivos viene a mi cabeza recuerdos de niña, intento ponerme en la piel de mis hijas, cierro los ojos y me parece estar oyendo el bullicio del patio de mi cole, su fuente, el sol calentando aquel uniforme de lana.El olor del pasillo del comedor, el sonido de la tiza en la pizarra , los bocatas que me preparaba mi madre...

Son años que quedan grabados para siempre y además forjan al adulto del mañana.
La lucha por tener un buen papel en la obra de Navidad, por llegar el primero en la carrera del patio, por conseguir que el chico de octavo te mire, te curte en la vida.

El papel de un profesor en estos años es importantísimo, en ellos te reflejas, les copias su afán y entusiasmo por saber, ellos mejor que nadie para despertar en ti la ilusión por descubrir el maravilloso mundo que hay más allá de las faldas de tu madre y de los muros del colegio.

Sí ya sé que me he puesto muy romántica con este tema, pero es que yo tuve mucha suerte con la mayoría de mis profesores, con mis compañeros y con los colegios a los que fuí...

Cuando eres adulto y recuerdas a tu "seño" con su peinado, su peculiar forma de hablar, su bolso siempre lleno de sorpresas, incluso el olor de su colonia por las mañanas, entonces es cuando la llamas maestra; porque ha dejado en ti algo más que conceptos, te ha dado enseñanzas imborrables, aquellas que hacen que pasen los años y sigas recordando sus consejos.

Estoy contenta porque mis dos hijas mayores ya tienen estos sentimientos dentro.
Os contaré una pequeña anécdota de Lucía( 5 años)
Una mañana cuando se acercaban las vacaciones de Navidad le pregunté que le apetecía regalarle a su seño, que pensaba que era lo que más le podía gustar; ella con la seguridad que le caracteriza me dijo que a Cristina le encantaba pintar en la pizarra con tizas de colores, tener muchos folios para poder dibujar con ceras,...en estos momentos el regalo me lo hicieron ellas dos a mi.
Pensar que el trabajo y la rutina de Cristina es su hobbie, su diversión, es precioso!!!
Sentir la seguridad de que elegí un buen lugar donde creciera mi hija con una maestra cariñosa y buena, es si duda el mejor de los regalos para una madre.

Y de esta forma hace ya un par de años fuí pensando en este álbum.
Uno que resumiera( que no lo hago nada bien,..jajaja) estas vivencias, este agradecimiento tan grande que le tenemos a Cristina.


Con una cartita incluida para que se le caiga la lagrimilla.


Y una crónica que escribió Lucía con sus manitas.

Le queríamos dejar muy claro la huella que ha marcado en nuestra hija y lo mucho que la queremos,...y creo que lo hemos conseguido por su reacción...
GRACIAS CRISTINA!!!

Feliz semana!